Empecé este blog con 16 años y otro nombre (Dime que series ves y te diré cómo eres). En un principio solo hubo cabida para las series de televisión, pero más tarde amplié el contenido a todo aquello con un mínimo de ficción, incluso la propia vida. Decía Susan Sontag en Contra la interpretación que «en las buenas películas existe siempre una espontaneidad que nos libera por entero de la ansiedad por interpretar». Pero Carrie Bradshaw también decía en la excelente Sexo en Nueva York: «No pude evitar preguntarme».

domingo, 25 de mayo de 2014

El histrionismo como bandera

Sin spoilers | Xavier Dolan, como cineasta, no es santo de mi devoción. Creo que quedó patente mi postura en la entrada que dediqué a 'J'ai tué ma mère' y 'Les amours imaginaires'. Su homólogo español podría ser Pedro Almodóvar. Ambos poseen una peligrosa legión de masas homosexuales que remueven tierra, mar y aire para expresar su fanatismo y ganar adeptos en el camino. Mi postura un tanto vacilante en cuanto a su cine no excluye que algunos de sus títulos me hayan requete-encantado. Casualmente los títulos que más me han gustado han sido aquellos dedicados a la figura maternal: 'J'ai tué ma mère' (Xavier Dolan, 2009) y 'Todo sobre mi madre' (Pedro Almodóvar, 1999). Mientras que la de Dolan es una visión negativa e hiperrealista de la relación maternofilial y la muerte metafórica de la madre, la de Almodovar es un canto a la maternidad y la muerte real del hijo. Otros títulos como 'Les amours imaginaires' (2010) y 'La mala eduación' (2004) comparten la misma mala baba y juegan con el espectador hasta el último minuto. Son excelentes a la hora de tergiversar el cuento de hadas.

'Mujeres al borde de un ataque de nervios' (id, 1988) es un clásico en el mejor término de la palabra. 'Tacones Lejanos' (id, 1991) es igual de histriónica que sus tres protagonistas: Marisa Paredes, Victoria Abril y Miguel Bosé. Sí, Miguel Bosé hace de mujer. 'La flor de mi secreto' (id, 1995) convierte a Marisa Paredes en alguien achuchable pero Juan Echanove e Imanol Arias no pegan ni con cola como intereses amorosos. Rossy de Palma y Chus Lampreave salvan la función protagonizando los momentos más cómicos y la oda al pueblo como refugio es un perfecto relato de la España más profunda pero real. Dos confesiones: me lo pasé teta con 'Los amantes pasajeros' (id, 2013) y dejé a medias 'Hable con ella' (id, 2002) por culpa del "momento cueva" del amante menguante. Discúlpenme por mi vaginafobia.

Dejemos a un lado desvaríos y delirios y hablemos de otro homosexual del cine patrio: Ramón Salazar. Porque Ramón es marica, ¿no? Recientemente ha visitado el programa de La 2 'Alaska & Coronas' y ha salido en la revista 'Shangay' para promocionar su última película '1000 noches en ninguna parte' (id, 2013). ¡Indicios hay! No hay hobby -¿o lobby?- más divertido y sodomita que teorizar sin escarnio sobre la orientación sexual de famosos y desconocidos. No he visto aún su última obra pero sí su ópera prima: 'Piedras' (id, 2002), un pastiche por momentos del cine de Julio Medem y Pedro Almodóvar ya no sólo por la aparición de actores como Najwa Nimri, Antonia San Juan o Lola Dueñas sino una serie de elementos identificativos como la temática -la casualidad- , los forzados diálogos y los excéntricos personajes femeninos. Nada que objetar, que conste. Su tónica general es una irregularidad en trama, ritmo y personajes que brillan por momentos pero no simultáneamente. Tras la primera hora en la que el espectador aún no posee toda la información, las piezas poco a poco son colocadas y personajes e historias se entrelazan más allá del mero azar. Porque la mayor baza de la película es la interacción entre las féminas protagonistas. Ay, Lisboa...

No hay comentarios :

Publicar un comentario