Empecé este blog con 16 años y otro nombre (Dime que series ves y te diré cómo eres). En un principio solo hubo cabida para las series de televisión, pero más tarde amplié el contenido a todo aquello con un mínimo de ficción, incluso la propia vida. Decía Susan Sontag en Contra la interpretación que «en las buenas películas existe siempre una espontaneidad que nos libera por entero de la ansiedad por interpretar». Pero Carrie Bradshaw también decía en la excelente Sexo en Nueva York: «No pude evitar preguntarme».

viernes, 3 de mayo de 2013

La culpa es de Annie


"Una relación es como un tiburón; tiene que estar continuamente avanzando o se muere. Y me parece que lo que aquí tenemos es un tiburón muerto..." 
A veces me sale la vena friki y me pongo como loco a hablar de mis películas favoritas; aquellas que hicieron que se me encogiera un poquito el corazón, que se me humedecieran los ojos o incluso me cayeran un par de lágrimas (soy un llorón reconocido), que me pasara día y noche escuchando su banda sonora hasta mi hartazgo o soltar carcajadas en mitad de la sala de cine. Pero especialmente de aquellas que poseen un valor sentimental añadido, aquellas que formaron parte de conversaciones especiales con personas que jamás olvidaré, aquellas que evocan el más bonito pasado. Hace una semanas alguien me dijo: "Te cambia la cara cuando hablas de lo que te gusta." Estúpido de mi, creí sus palabras. Ni siquiera aquel halago me reconforta en estos momentos.  Pero he de reconocer que el cine es mi pasión y cada vez que hablo sobre ello me emociono con facilidad.

La culpa la tiene Woody Allen y su Annie Hall de 1977. Deliciosa comedia romántica y  fiel relato sobre el amor y su decadencia con diálogos de lo más ingeniosos y situaciones surrealistas e incómodas. No sólo es la originalidad y la creatividad de un genio neoyorquino condensadas en hora y media sino también la película que me regaló mi primer amor de verano y de mi adolescencia. Ya queda lejos y remota aquella cola de cine para ver 'Super 8' (J.J. Abrams, 2011) durante el primer sábado de septiembre. Al terminar la película, fuiste un momento al aseo y temí lo peor; te irías sin despedirte. Iluso de mí creer que serías tú el que me abandonaría y me rompería el corazón; al final resulté ser yo el verdugo que se alejó sin piedad alguna. Que triste fue ver juntos 'The Artist' (Michel Hazanavicius, 2011). Mi corazón ya no sentía por ti y mi cabeza tan sólo buscaba las mejores palabras de despedida. Observábamos cómo fraguaba en blanco y negro el amor entre Peppy Miller y George Valentin mientras el nuestro hacía tiempo que había huido sin dejar rastro. ¿Alguna vez nuestros "te quiero" tuvieron validez alguna? Pequeña duda infinita, ¿no crees? Yo me quedé con tu Annie Hall, nuestras entradas de cine, dos fotos tuyas de carnet y una hoja del calendario de tu cocina fechada a 12 de noviembre de 2011. ¿Recuerdas aquel maravilloso fin de semana? Semanas después, tú me dijiste: "¿Volveremos a vernos"? con la Plaza de Colón de Madrid  y el frío de diciembre como telón de fondo y yo respondí con un seco "No". Estaba enfadado contigo y no sabía el porqué; más tarde descubrí que era porque no me habías dado suficientes razones para dedicarte todos y cada uno de mis pensamientos. Aaron Sorkin fue el artífice de nuestro reencuentro al cabo de seis meses; era junio de 2012 y te invité al preestreno de 'The Newsroom' que Canal+ había organizado. Compartimos sándwiches y coca-cola en un banco de la capital, vivencias que nunca antes nos habíamos contado, recuerdos de nuestra pequeña historia de amor, recomendaciones de películas y series que habíamos visto durante aquella primera mitad del año... y planes de futuro. Resolvimos, en cierto modo, aquel desastre sentimental sin decir ninguna palabra al respecto. Me sentí como los protagonistas al final de Annie Hall;  sustituimos las calles de Manhattan  por las de Chueca, sustituimos el almuerzo por la cena, pero hicimos exactamente lo mismo: recordar los tiempos pasados. También se nos hizo tarde y nos tuvimos que ir. Pero fue genial volver a verlo. Me di cuenta de lo maravilloso que era y de lo divertido que fue conocerlo. Y pensé en aquel viejo chiste... Y sí, sonó en mi cabeza "Seems like old times" con la voz de Diane Keaton.

Nueva York como principio y final de un idilio amoroso cuyo penúltimo capítulo tiene lugar en la calurosa California. La necesidad de estar al lado de alguien de quien ya uno no está enamorado pero al que procesa infinito cariño. La nostalgia y el recuerdo son grandes enemigos y a veces hay que tener huevos y hacerles frente. Si no..., podemos llegar a cometer el grave error de hacer aquello que tanto nos gustaba hacer con esa persona con otra que acabamos de conocer; y, queridos, crear recuerdos a costa de otros es triste. Estos cinco últimos párrafos son 'Annie Hall' pero mi más poderosa razón para amarla es la reivindicación de Alvin, su protagonista, de la masturbación: "No hables mal de la masturbación. Es la única manera segura de hacer el amor con alguien a quien se ama." 

Un beso, si me lees, mándame tu otro.

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